Los tabiques son elementos que separan las diferentes estancias o espacios en el interior del edificio. Estos elementos no forman parte de la estructura del edificio, y no tienen por tanto, una función portante, por lo que deben ser independientes de las vigas, pilares o de los forjados, en definitiva, de la estructura del mismo.
Para lograr esta autonomía los tabiques no se unen solidariamente a los techos ni a los pilares, dejando un pequeño espacio en las zonas de contacto, que se rellena con yeso o con materiales elásticos que absorben las pequeñas deformaciones sin transmitírselas a los tabiques, evitando así su fisuración.
Tradicionalmente los tabiques se han construido en ladrillo, si bien antiguamente, y especialmente en el ámbito rural, se levantaron con adobe. En las últimas décadas se va introduciendo progresivamente la utilización para estos fines de placas de cartón-yeso prefabricadas, dispuestas a ambos lados de una estructura metálica. Tiene como ventaja principal el tratarse de una tecnología seca, que no necesita agua para su ejecución, ni la utilización de morteros, por lo que es una técnica limpia, con el mínimo desperdicio de material.
Las placas de cartón-yeso están formadas por un alma de yeso laminado recubierta por dos capas de celulosa especial multihoja, existen placas que por sus tratamientos especiales son más resistentes al fuego, al ruido, al agua o a los impactos.
Antes de proceder a la colocación de estos tabiques, se requiere que las fachadas, las cubiertas o los muros en contacto con las placas de yeso laminado, estén totalmente terminados, y colocadas las carpinterías, los huecos exteriores acristalados, y los suelos nivelados, pudiendo tener ya colocado el pavimento o solado.
El tabique estará compuesto por una estructura de perfiles de acero galvanizado, con un relleno de material para aislamiento térmico, y en cuyo exterior se disponen sendos paneles de cartón-yeso.
Este tipo de tabiquería tienen la ventaja de permitir que las instalaciones de agua, electricidad, telefonía y telecomunicaciones, se dispongan en su interior, sin necesidad de hacer rozas en las paredes.
El montaje de los tabiques comienza con el replanteo de suelo y techo, marcando la situación de los cercos y huecos. Se colocan y anclan los perfiles sobre el solado y bajo el techo con un enlucido de yeso, a no ser que se disponga posteriormente al falso techo. Después se colocan los elementos verticales, fijándose las placas a los montantes mediante tornillos, quedando algo separadas del suelo terminado, y a tope en el techo. Por último se realiza el tratamiento de las juntas, para dejar la superficie del tabique totalmente homogénea.
Este material tiene una larga historia, ya que nació en Estados Unidos en 1890 y llegó a Europa en 1917, sus principales ventajas son su fácil colocación y su poder aislante. Además permite crear tanto formas rectas como curvas, es resistente e incombustible, y absorbe la humedad en exceso expulsándola cuando el ambiente es seco.
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